Echo de menos a
demasiada gente. Hace poco tiempo escribí esto en el facebook. Y desde entonces
no dejo de pensarlo. Hace poco la vida me ha unido de nuevo a una amiga de esas
de siempre, de toda la vida, a la que no ves todo lo que quisieras. Y por una
situación poco afortunada hemos hablando más en una semana que en los últimos
años. Y me he dado cuenta de cuánto la echaba de menos, cuánto, y sin saberlo.
Echo de menos a
personas de las que me he alejado única y exclusivamente debido a la distancia.
He vivido en diferentes ciudades en los últimos años, y aunque es una
experiencia muy enriquecedora, nadie me avisó de lo que duele la parte mala: ir
dejando gente en cada una de ellas. Aunque nos reencontremos cada cierto
tiempo, aunque nos escribamos y nos sepamos, echo de menos esas barrigas que no
vi crecer más que en fotos; esos bebés que conocí siendo ya niños y de los que
no sé su juguete favorito, ni si les gustan las salchichas o el chocolate.
Echo de menos a
mis “históricas”. Echo de menos a todas aquellas niñas con las que crecí, con
las que aprendí a reír, a llorar por amores no correspondidos, a cantar a grito
“pelao” en la calle. Con las que aprendí a compartir confidencias. Hay momentos
en los que, a pesar de las distancias, a pesar de los kilómetros, os pienso y
os hablo, y os escucho en mi cabeza. Y os necesito.
Echo de menos no
haber podido compartir con vosotras esos momentos que ya no volverán. Añoro los
cafés eternos, las noches interminables y los días intensos. Pero sobre todo
añoro esos momentos que vendrán y no podremos vivir juntas.
Y también echo de
menos (¡cómo duele este!) a esas personas de las que me alejó la vida. Aquellas
cuyos caminos se fueron separando del mío, sin que pudiéramos o quisiéramos
hacer nada por evitarlo. A pesar de los desencuentros, de los desengaños y de
lo duro de la separación, también os echo de menos.
Echo de menos a
demasiada gente. Cierto, pero no puedo terminar sin añadir algo. A veces, la
vida te sorprende. Y cuando te encuentras inmersa en la nostalgia, aparece un
puñado de personas, unas poquitas, que hacen que te apetezca empezar de nuevo.
A no echar de menos. A compartir el día a día, a compartir confidencias, risas,
a llorar cuando haga falta.
Vosotras sabéis
quienes sois. Otras no leerán esto, pero igualmente les pertenece, porque
también forman parte de ese puñadito que me hace más feliz.
Con este día lloroso y leyendo estas palabras.....con la lagrimilla me tienes.
ResponderEliminarYo también echo de menos a mucha gente....sobre todo a dos personas, mis mejorer amigos durante mucho tiempo. A pesar de que me dolieron mucho sus actos también me duele que ya no estén.
Menos mal que ya no estoy sola, así duele menos :-)
Yo creo que en realidad es bueno que nos duela su ausencia... eso significa que significaron mucho en nuestra vida. A mi lo que a veces me da pena es que realmente ellos nunca sabrán cuanto los echo de menos. Un abrazo!
EliminarY yo....
ResponderEliminarUn abrazo...
Eliminarains chuminllo un abrazo! me pega todo lo que dices en este post. Viva a madre que te parió!!!
ResponderEliminarains chuminllo un abrazo! me pega todo lo que dices en este post. Viva a madre que te parió!!!
ResponderEliminarains chuminllo un abrazo! me pega todo lo que dices en este post. Viva a madre que te parió!!!
ResponderEliminarJaja Gracias Maria, por tu triple mensaje ;) Y gracias por hacerme reír
Eliminar¡Cómo te entiendo Mamá Empanadilla! Como siempre, pones voz a mis pensamientos.. Y menos mal que aparece esa gente de vez en cuando, sería muy doloroso si no. Un besote..............
ResponderEliminarSi Pilar, sería muy doloroso... de hecho lo es, lo que sucede es que afortunadamente la vida nos enseña lecciones estupendas, no solo duras :))
Eliminarmama empanadillaaaaaaa yo tb te echo de menosssssssssssss
ResponderEliminarAy! te puedes creer que ahora lo veo? si, que sigo sin acostumbrarme a perder gente por el camino. :(
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