He tenido ocasión estos días de
celebrar el cumpleaños de mi abuelo, y por ende, del bisabuelo de mis peques. Y
como siempre que paso tiempo con alguien que cumple tantos años (y “peor es no
cumplirlos”, como bien dice el susodicho) me da por pensar.
Siempre me ha fascinado el
entendimiento espontáneo que se da a menudo entre niños y ancianos. Esos
señores que discuten con sus hijos agriamente de política, que fueron estrictos
cual sargento con los suyos cuando no se querían terminar (¡por favor!) el
cocido, y que hoy día cambian con toda naturalidad una gorra por una galleta.
Cierran un conflicto latente con “te cambio esta pintura por un caramelo
chupado” y se quedan tan panchos. Total, ya no tienen que demostrar a nadie lo
bien que lo hacen, o lo han hecho. Y oye, los peques se entregan totalmente. Es
alucinante ver como acarician la mano del abuelo o como le dicen a la
bisabuela: no te preocupes, que te vas a poner bien.
Otra cosa que me parece impresionante
son los recuerdos. Mi abuela está adentrándose en esas neblinas de la memoria
que a veces te dejan conocer al de enfrente y en ocasiones sólo te dejan ver lo
que pasó hace tanto tiempo que parece mentira que sucediera. Esas trampas de la
mente que hacen que en un momento esté hablando contigo y al rato esté
preguntándole al de al lado “si esta chica tan maja no se tendrá que ir a su
casa ya”. Siempre que me ve con la peque en la teta, uno de esos recuerdos de
ayer vuelve a ella. A menudo me comenta con nostalgia que la teta es lo mejor.
Que se acuerda perfectamente de cuando dio teta a mi tío (al resto no los
nombra, cosas curiosas que tienen las nieblas); que le dio hasta “bien mayor”.
Que estaban ellas cosiendo en la tenada y venía mi tío corriendo a pedir un chupito de
teta. Y se ríe. Se nota que es un recuerdo cálido, guardado ahí dentro donde
espero de verdad que no llegue la niebla a ser tan espesa jamás.
Y me hace reflexionar. Estamos
hablando de un niño que corría jugando con sus amigos e iba a por teta. Vamos,
que no tenía un año, ni dos. Y de una señora que le daba su ración de teta como
lo más normal del mundo. Y de esto hace un porrón de años (no diré cuantos por
si mi tío lee esto ;) Hoy en día, si te sacas una teta para dar de mamar a algún
niño grande, parece que estés sacando una recortada. Sin embargo, si te la sacas en la playa
es súper cool; siempre, claro, que no esté el niño cerca para engancharse de un
salto, que pasa a ser obsceno.
Están locos estos romanos.
Jobar nena para no tener nidea no lo haces mal, eh? si casi me has sacado la lagrimilla!!
ResponderEliminarEstas abuelas... no están tan lejos, solo hace unos años que andamos dandole la vuelta a la tortilla, qué suerte aún tener esas referencias! y qué bonito para tus peques! Un beso, guapa
Gracias guapa! tú que me lees con buenos ojos...
ResponderEliminarSí, es una suerte que en la familia todo el mundo vea la teta como lo más natural del mundo, aunque por desgracia no es lo habitual. Pero nosotras, que nos creemos tan modernas, a veces deberíamos mirar hacia atrás y recuperar algún que otro "detalle" de esas abuelas tan carcas no? Parece que progreso tiene que ser sinónimo de alejamiento de nuestra naturaleza, y no lo veo yo así... Un beso!
Pues a mi me la has sacado, la lagrimilla digo. Es una suerte tener a los mayores d la familia, y si encima nos recuerdan lo bien q se hacia antes... Muchas veces digo q el progreso y el alejamiento personal van d la mano, y es una lastima. Con la d cosas maravillosas q tendríamos q recuperar!
ResponderEliminarSigue escribiendo corazón, q yo te sigo
Pues Bea es que yo pienso que no tendrían porqué ir de la mano, progreso y alejamiento. Que el progreso debería servir para mejorar las cosas que hay que mejorar. Pero nunca empeorar lo que ya está bien.
ResponderEliminarUn abrazo!
muy tierno y con el punto justo de ironía, vamos... en tu línea :) estoy muy de acuerdo con lo que dices, al final los que mejor comprenden esto de criar con el corazón y sin prejuicios absurdos son los que lo hicieron sin tanto manual ni tanto consejo de experto... Un beso guapa y sigue así!!
ResponderEliminarYo creo que se nota sobre todo cuando se han "quitado de encima" la responsabilidad de la crianza. Que ya no sienten que tengan que responder ante nadie y se permiten el lujo de "malcriar" como ellos mismos dicen. Y es entonces cuando surgen las relaciones más bonitas... Un abrazo!
EliminarMe has recordado a mis abuelos, que aunque están lejos y los vemos poco, mantienen esa complicidad con mi peque tan fantástica.... Besos guapa.
ResponderEliminarMe alegro de que tus peques también tengan esa suerte! Y de habértelos recordado :)
Eliminarque lindo,me has dado ganitas de darle una achuchon a mi mami ,que esta tan lejos y a mi abuelita que nos dejo hace un año!!!,grcais por hacerme acordar de mis mujeres mas lindas despues de mi peque!!
ResponderEliminarbeso grande !!
Tucha besos para ti! me alegro de haberte traído buenos recuerdos, espero que sean igual de cálidos. Un abrazo.
ResponderEliminarY ya me tienes con el nudo en la garganta y el moco colgando!!! PRECIOSO
ResponderEliminarMaría Gonzalez
Gracias guapa, tampoco era mi intención haceros llorar ;)
EliminarAyer domingo celebramos que mi abuela, mi yaya, cumplía 89 años.
ResponderEliminarEsas sensaciones, esas historias de la guerra, esa teta "que ya tenía dientes y jugaba en la calle"
Mi yaya, no puede faltar nunca y cada día está más cerca su partida, y ella lo ve y el resto lo sabemos....
Mi hija siempre me recordará a mi yaya, por eso se llama como se llama, para que siempre haya parte de ella entre nosotros.
Gracias MamáEmpanadilla, muchas gracias
Si María, a mi me da mucha pena pensar en el día en que no estén, pero es ley de vida... pero si me alegro de que ella y mi abuelo haya conocido a sus bisnietas. Y sé que al menos la mayor de mis hijas va a tener recuerdos suyos. Gracias a ti.
EliminarQué lindo es leerte tocaya!!! Y verdaderamente, están locos estos romanos...Menos mal que aún quedan tetas intrépidas que se arriesgan a dar amor y lechita, pese a los dientes ;) y a los que pretenden tacharnos de obscenas...
ResponderEliminarMe gusta eso de teta intrépida jeje. Ahora cuando me saque la teta me sentiré un poco Rambo ;) Besotes.
EliminarMe ha encantado Arantxa y me trae a la mente la historia que siempre, siempre cuenta mi abuela (ahora la pobre es capaz de contarla cada 10 minutos, en cuanto olvida que acaba de hacerlo). Ella tuvo 10 hijos, de los cuales una de las niñas murió con pocos meses. Los 8 primeros se llevan muy poco tiempo entre sí, algunos dos años, otros tres o incluso solamente un año y suele contar como daba la teta estando embarazada y que nunca había tenido problemas por ello. Pero lo que la obsesiona y el motivo de que siempre repita la misma historia es que la pobre achaca la muerte de su niña a que para ella no tuvo leche suficiente, que con tantos embarazos seguidos "con ésta ya no tenía y como no había polvitos de esos de ahora y no le sentaba bien la de vaca ni la de cabra, pues se me murió la pobre". Mi abuela jamás ha pisado un hospital y me da mucha pena que se eche la culpa de tan dolorosa pérdida sin que llegaran a analizar de verdad las causas de la muerte de su niña. Como dice ella, eran otros tiempos......
ResponderEliminarYa me has hecho sacar la lagrimilla a mi también
Pues tú si que me has sacado la lágrima a mi con la historia de tu abuela y su niña... desgraciadamente si, para algunas cosas eran otros tiempos, y no se podía hacer más de lo que las abuelas hacían. A mi me parece increíble que en dos generaciones se nos haya podido olvidar tanto.
EliminarTantas historias de abuelas, embarazos, lactancias largas, y que a día de hoy sea tan difícil convencer a alguien a veces de que lo normal es dar la teta. De que es lo mejor para el bebé y la madre. En fin, como tantas otras cosas imagino, nos quedamos en identificar progreso con ciertas cosas que no deberían ir aparejadas.
Un abrazo!