Hoy, por fin, te
jubilas. Hoy por primera vez en 65 años no vas a celebrar el cumpleaños, sino ¡la
jubilación! Entiendo que después de tantos años trabajando tiene que sentirse
uno extraño con la sensación de que no, ya no hay que volver nunca más a
trabajar, a la taquilla, a levantarte del sofá por la tarde porque hay turno de
noche.
Pero yo si quiero
celebrar el cumpleaños. Quiero aprovechar este 65 cumpleaños para darte las
gracias… Por todas y cada una de las cosas que has hecho como madre, aunque no
estemos de acuerdo en muchas (es lo que tiene educar a los hijos para que
tengan ideas propias…). Sin embargo, me gustaría agradecer especialmente
algunas de ellas.
Gracias por
tenernos siempre en cuenta. No es una obviedad, no todo el mundo piensa en los
niños como personas. Gracias por dejarnos tomar decisiones, por dejar que nos
equivocáramos. Y por estar ahí cuando después de equivocarnos hemos vuelto con
el rabo entre las piernas.
Gracias por no
dejarnos llorando sin ser atendidos (“para que aprendan”); por entender que
cuando alguien llora, le pasa algo. Por enseñarnos que los sentimientos hay que
respetarlos y que no son buenos ni malos, que a veces hay que llorar para curar
las heridas.
Gracias por no
obligarnos a dormir solos. Por no dejarnos a oscuras llorando, por hacernos
siempre un hueco en la cama, y dejarnos dormir contigo. O incluso encima tuyo. Gracias por las luces encendidas en la
noche.
Gracias por
educarnos en el respeto y en la igualdad. Por hacernos entender que todos somos
iguales, y que las personas son importantes. No he sido consciente de esa
enseñanza durante mucho tiempo, hasta que me he dado cuenta de que no todo el
mundo trata a la gente como tú, como nosotros. Y gracias por inculcarnos que
hombres y mujeres son iguales no solo ante la ley, sino ante la vida.
Gracias por los
años duros. Por todas esas noches sin dormir, por todas esas jornadas
maratonianas de trabajo, por esa soledad en la crianza. Gracias por conseguir
que teniendo una madre trabajadora fuera de casa jamás nos hayamos sentidos
solos ni abandonados.
Gracias por no
pegarnos, por no castigarnos, por tratarnos con respeto. Por hacernos
partícipes de la marcha de las cosas y por explicarnos todo. Por dejarnos
ensuciarnos, por no reñirnos cuando intentábamos algo aunque no lo
consiguiéramos. Gracias por no premiar las buenas notas ni castigar las malas.
Y seguro que me
dejo muchas cosas, seguro que alguna importante. Pero no quiero terminar sin agradecerte
también tu función de abuela. Gracias por ser una abuela estupenda para tus
nietas. Por pintarles las uñas y llevarlas a comer hamburguesas y a bailar.
Disfruta de tu
día, te lo has ganado.
Felicidades, mamá.
Gracias por dejarnos pintar las paredes como si de lienzos se tratasen.
ResponderEliminarGracias por enseñarnos a tener responsabilidades, aunque ello te costara que algún animal destrozara la casa.
Gracias por ayudarnos, no sólo a nosotros, sino también a nuestros amigos cuando las cosas iban mal.
Sabía que me dejaba alguna importante... fíjate Anónimo, que es como si la conocieras ;) Besotes
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