martes, 30 de octubre de 2012

Etiquetas y otras manías


El otro día iba yo andando con mis hijas por la calle. La pequeña es una kamikaze en potencia, así que ni corta ni perezosa se lanzó a intentar cruzar la carretera por sus propios medios, así que se lo impedí in extremis con un “no” rotundo, al mismo tiempo que la sujetaba. Hasta aquí bien, típica escena de madre con hijos pequeños. 

Según me incorporo y sigo explicándole que no puede cruzar sola la carretera veo una sombra que se acerca rauda y veloz y le suelta: “eso no se hace, no se hace no no no” La sombra en cuestión era una señora de mediana edad, que pensaba que tenía que reconducir a mi hija de alguna manera. Yo entiendo que a veces los niños despiertan el instinto protector de las personas mayores y me vuelvo un poco rígida pero sonriente: “Señora, no se preocupe, que ya está aquí su madre para decírselo”.


Cualquiera pensaría que con esto la buena mujer se ha dado por enterada ¿no? Pues no. Seguimos andando y la oigo: “Eso no se hace, eres muy mala”. Hasta aquí han llegado mis buenas formas. “No señora de mala nada, es MUY buena. Y eso no se le dice a ningún niño”. Mi mirada no admitía réplica.
Según nos íbamos alejando, mi hija pequeña iba repitiendo “no, X no mala, no”. Y mi mayor me miró muy seria y me dijo “Mamá, si alguien nos llama malas, no le haremos ni caso”.

Y esto me hace pensar en varias cosas.

Primera. Qué manía tiene la gente en meterse donde no le llaman, oye. Me imagino la escena al revés: señora de mediana edad cruzando en rojo un semáforo y yo por detrás diciéndole “Eh señora, eso no se hace no no no no”. A ver qué cara ponía la susodicha. Como mínimo se quedaría sorprendida, eso si no me tomaba por loca directamente. Y seguro que no se quedaba impasible ni me daba las gracias por avisar.

Segunda. Qué manía (otra vez!) tiene la gente de poner etiquetas a la primera de cambio. Volvemos a lo mismo, si yo veo a una persona adulta discutiendo con otra, o cruzando en rojo, o cualquier escena semejante… ¿me acercaría a decirle “es usted muy mala”? ¿Es mala por cruzar en rojo? ¿Es mala por discutir con alguien? En definitiva ¿por qué carajo la gente tiene que decirles a los niños que son malos?


Las etiquetas son malas siempre (ups!). En adultos y en niños, porque nos predisponen contra las personas. Pero es que en el caso de los peques, ellos se ven a sí mismos a través de nosotros. Si les miramos con cariño, sienten que son merecedores de cariño. Si les miramos enfadados, piensan que han hecho algo para merecerlo. Si les decimos malos, estamos haciéndoles creer que son malos. Probad a decirle muchas veces a un niño lo bueno, encantador, simpático que es. Veréis como se ilumina.

Tercera. Digan lo que digan los demás, ellos se ven especialmente a través de nuestros ojos, los de sus padres. Da igual lo que el resto del mundo diga, necesitan saber que nosotros creemos en ellos, que estamos ahí para defenderles cuando ellos no puedan. Y para hacerles ver lo maravillosos que son.

Lo importante no es tanto lo que se van a encontrar en la vida, sino las herramientas que les vamos a dar para lidiar con ello.